Declaración de Fe
- judaismom
- 1 feb 2021
- 9 Min. de lectura
Muchas veces, cuando se hace la pregunta ¿En qué cree el judaísmo mesiánico? Se piense en ello como si se tratara de una religión separada del judaísmo. La pregunta correcta es, entonces, ¿en qué cree el judaísmo? Y ¿Cómo el movimiento mesiánico interpreta esta creencia? Esto puede ser algo complicado, ya que no existe un consenso universal en el judaísmo. Sin embargo, el gran rabí sefaradí, Moshé ben Maimón, Maimónides, resumió la creencia del judaísmo tradicional en 13 puntos principales. Estos puntos los reproducimos a continuación y expandimos un poco sobre ellos. Esta es nuestra declaración de Fe.
1. Que el Creador, bendito es Su nombre, existe y dirige todo lo que existe.
Este es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, que se reveló a los patriarcas y habló a través de sus profetas y del Rey Mesías, Yeshúa el nazareno.
Además, tal como han dicho nuestros sabios, explicando el primer mandamiento “Yo soy Hashem tu Dios… no tendrás dioses ajenos delante de mi.” El primero de los mandamientos es aceptar la existencia y soberanía del Creador, bendito sea. De igual forma, los escritos apostólicos nos dicen “sin fe es imposible agradar a Dios.”
2. Que EL es Uno y Único. Solo existe un Dios, y no existe nadie más fuera de él.
3. Que EL no es corpóreo ni tiene aspecto corporal.
Tal como el rey Mesías, en Yohanan (Juan) 4:24 declaró “Dios es espíritu.” Y como declara en profeta Isaías, él es “alto y sublime que habita la eternidad.” La misma esencia de Dios se encuentra mucho más allá de la comprensión humana, y no puede ser definido en términos físicos. Por ello, rechazamos cualquier tipo de representación gráfica del Creador, ya que al hacerlo, no solo se viola el mandato de no hacer imagen de lo que se encuentra arriba en los cielos, sino que se disminuye la grandeza del Creador.
4. Que EL antecedió a todos los seres, incluso a los primeros.
Por ello, los rabinos le han llamado “Ein Sof”, que quiere decir “el Infinito”, no tiene comienzo ni fin, siempre ha existido y siempre existirá.
5. Que sólo a EL hay que rendir culto, y no a ningún otro ser.
Por ello, rechazamos cualquier aspecto de idolatría. Creemos que la idolatría no está limitada a deidades paganas, sino que también el dinero y demás posesiones materiales, e incluso personas o sentimientos, se pueden convertir en ídolos al situarlas en el centro de nuestras vidas, en lugar de a Dios.
6. Que EL conoce los pensamientos de los seres humanos.
Tal como lo declara el Tanaj, cuando el Rey Salomón dedicó el Templo “escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona, actúa y da a cada uno conforme a todos sus caminos, ya que conoces su corazón (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres)”
7. Que la profecía de Moshé Rabenu es verdadera.
Esta profecía está registrada en la Torá, la cual revela el origen, plan y propósito de Dios para Israel y la redención del mundo y rectificación de la Creación.
8. Que Moshé fue el más grande de todos los profetas.
La Torá puede existir por sí misma, sin embargo, los profetas y los escritos del Tanaj dependen totalmente de la Torá. Por lo que la Torá es superior a los demás libros del Tanaj. De igual forma, los escritos apostólicos (los evangelios y las epístolas) dependen totalmente del Tanaj para desarrollar sus ideas.
Por ello, creemos firmemente que todas las doctrinas bíblicas (tanto de los Escritos, los Profetas como de los escritos apostólicos) deben ser trazadas de vuelta a la Torá. Si una enseñanza no es trazable de regreso a los cinco libros de Moisés, entonces no es Kosher y debe ser rechazada.
Referente a los escritos apostólicos, estos abundan en un estilo literario judío llamado “midrash”, que, dentro del sistema de exégesis judía, se utilizan pasajes del Tanaj distantes pero relacionados (ya sea por temática similar o estructuras gramaticales similares entre sí-en hebreo, obviamente) para explicar un punto teológico.
Dentro de estos “midrashim” encontrados en los escritos apostólicos, fácilmente se pueden distinguir al menos tres tipos:
A) Midrash Agádico. El autor, a través del relato de historias, intercalados con citas del Tanaj, expone su punto. Gran parte de los evangelios sinópticos entra en esta categoría.
B) Midrash místico (o kabalístico). Dentro de la exégesis judía, el nivel más elevado de interpretación bíblica se llama SOD, donde el exégeta hace uso de profundos conocimientos teológicos del judaísmo para explicar verdades bíblicas que no son fácilmente descifrables. Este estilo literario abunda en el uso de metáforas en ocasiones difíciles de comprender. El evangelio de Juan, las cartas juaninas y el Apocalipsis son los ejemplos típicos de este estilo. Pero también hay algunos midrashim místicos dentro de los otros evangelios y las cartas paulinas.
C) Midrash Halájico. En este tipo de Midrash, el autor hace uso del Tanaj para establecer decisiones legales o reglamentaciones para definir la aplicación de principios bíblicos en la vida de los miembros de la comunidad. Este estilo abunda, principalmente, en las epístolas de los apóstoles (en especial, en las de Pablo).
Entendiendo el llamado Nuevo Testamento como literatura judía, es fácil trazar el contenido teológico de éste de vuelta a la Torá.
9. Que la Torá fue entregada del cielo.
Tal como Éxodo 20, además de Hechos 7:53 y Gálatas 3:19, la Torá fue entregada de forma sobrenatural por Hashem a Moisés por medio de ángeles. Moshé subió al Monte Sinai, y ahí fue envuelto por la Shejiná, la presencia divina. Y Dios le hizo conocer su instrucción, y le fueron entregadas las “Lujot”, las tablas de la Ley, a través de ángeles.
10. Que la Torá nunca cambiará en ningún momento.
La Torá misma declara en repetidas ocasiones que es Eterna entre Dios y su pueblo, Israel. La tradición Judía, sin embargo, dice “en el futuro una nueva Torá saldrá de Dios.” Esto no se refiere a una Torá nueva, sino a que el Mesías revelaría el verdadero sentido y significado de la Torá dada a Moisés. Esto, en el Judaísmo, se llama “La Torá del Mesías.” Y es el mismo concepto aludido por Pablo cuando habla de “la Ley de Cristo” (Gálatas 6).
11. Que el Santo Dios, bendito sea, castiga a los malvados y otorga buena recompensa a los justos.
Este concepto se llama “Midah keneged Midah”, un atributo a cambio de otro atributo, o mejor conocido como “medida por medida.” Pablo lo expresó de la siguiente manera: “Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6.7). De igual forma, Romanos 2:6 dice que Dios pagará a todos conforme a sus obras. Además, Apocalipsis 22:12 el Mesías declara que dará recompensa a cada uno según su obra. Todo esto puede ser trazado a la Parashat Mishpatim, en la Torá.
12. Que el Mesías Vendrá.
Creemos que el Mesías es Yeshúa, el Nazareno, quien nació de una familia perteneciente al linaje Davídico. El Mesías Yeshúa vino, hace dos mil años, a cumplir la figura de “Mashíaj hijo de Yosef.” De acuerdo a la tradición Judía, el Mesías hijo de Yosef muere en su lucha contra el mal, y tal como enseña el Talmud en Sukkah 52a, el Mesías es asesinado en esta batalla en cumplimiento de Zacarías 12:10. En esta sección, el Talmud explica que Dios resucita al Mesías hijo de Yosef a petición del Mesías hijo de David. Tal como Yeshúa mismo dijo, “yo doy mi vida y yo la tomo” (Yohanan 10:18).
Creemos que el Mesías, Yeshúa, cumplió cabalmente con toda la Torá, SIN violarla NI enseñar contra ella. De tal forma que cumplió el requisito establecido en Deuteronomio 13 y 18 para el Profeta prometido y para el Rey de Israel. Esto no significa un cumplimiento meramente superficial y/o ritual, sino la internalización de los valores de la Torá en amor y devoción a Dios, de tal forma que puede ser llamado una “Torá viviente.”
Creemos que en el Mérito de la vida y obra del Mesías, tenemos acceso libre al Trono del Padre, ya que el Mérito del Tzadik es suficiente para que Dios escuche a Israel y a las naciones, y otorgue gracia y perdón, por amor al Mesías. Y es por ello que, en su mérito, Dios escucha nuestras oraciones.
Creemos que la muerte de un Tzadik puede expiar el pecado de las personas, tal como enseña el judaísmo. De tal forma que el Rey Mesías, siendo el Tzadik más grande de todos, logró traer expiación a todas las generaciones del mundo. Y aquellos que confíen en su mérito y tengan fe en él, pueden recibir expiación por su pecado.
El Mesías resucitó al finalizar el Shabat, comenzando el día primero, ya que, de acuerdo con la tradición judía, el Shabbat es tan sagrado que ni el Mesías lo puede violar con su revelación. Por ello, su resurrección fue hecha al finalizar dicho día.
Creemos que, al final de los tiempos, Yeshúa regresará en su rol como Mashíaj ben David, Mesías hijo de David, para establecer su reino sobre la Tierra, confirmándolo en juicio y justicia para siempre, y que la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, tal como declara el Tanaj.
Creemos que el Mesías es un Mesías divino, unificado con Dios, tal como le fue revelado al profeta Daniel y cómo se interpreta del Tanaj.
13. Que en el futuro los muertos resucitarán.
Cuando Regrese el Mesías, él reunirá a los exiliados de Israel y resucitará a los muertos, tal como fue visto por los profetas y Daniel, cuyas palabras fueron explicadas también por el Rey Mesías y sus discípulos. Esto es llamado “Tejiat HaMetim.”
Además de lo anterior, cabe mencionar que rechazamos profundamente la “hibridización” de los conceptos no judíos dentro del judaísmo, ya que la Torá nos instruye a no mezclar cosas distintas. Entre este tipo de hibridizaciones, rechazamos la Teología de las dos casas (o teología efraimita), que, sin sustento arqueológico ni teológico, dice que los gentiles creyentes en el Mesías pertenecen a las tribus perdidas de Israel. En el Tanaj vemos que Dios le dice al profeta Elías que el guardó un remanente de estas tribus que no doblaron sus rodillas delante de Baal, y este remanente fue asimilado dentro del reino del Sur. A la llegada del Mesías, el indicará quienes pertenecen realmente a cada tribu.
También rechazamos cualquier intento de pronunciación del Nombre divino (yod-hei-vav-hei). Rechazamos las teologías de grupos conocidos como yahwistas o sacred namers. La pronunciación correcta del Nombre se perdió del conocimiento público de Israel al morir Shimon HaTzadik, el último miembro de la Gran Asamblea y fundador del Sanhedrín. Al ser destruido el segundo templo, el conocimiento de la pronunciación de este nombre que conservaban los Cohanim se perdió en la historia. La pronunciación del nombre de Dios volverá a ser común en los días del Mesías. Pero, mientras el regresa, las formas halájicamente aceptables para referirse a él son: Adonai, Hashem, Adoshem (poco común, pero también aceptable), Señor, Dios, el Dio (en djudeo-espanyol). Las nikkudot (puntos en el texto hebreo masorético del Tanaj que representan las vocales) localizadas en el Nombre divino en el Tanaj, indican que al leer esa palabra debemos pronunciar ADONAI, EN NINGUN MODO INDICAN UN INTENTO DE PRONUNCIACION DEL NOMBRE DE DIOS. En el mismo sentido, el nombre del Mesías es Yeshúa, relacionado etimológicamente con la palabra yeshuáh, que quiere decir salvación. Los términos “Yahshuah” “Yahweshuah” “Yahawashi” y similares son incorrectos y violan las reglas de gramática hebrea.
Adicionalmente, creemos que es la voluntad de Dios para el pueblo Judío es que éste permanezca fiel a la Torá, en su observancia y devoción a Dios, ya que la correcta observancia de la Torá nos guía a la revelación mesiánica. Debemos interiorizar los principios morales y espirituales de la Torá, haciéndolos parte de nuestra identidad, de tal forma que podamos ser llamados tzadikkim y “torah’s vivientes”, siguiendo el ejemplo de nuestro Rey Mesías. Viviendo en Kedushá (Santidad) y Jasidut (el atributo de bondad de Dios), tal como instruye Kefa (Pedro), en su segunda epístola, 3:11.
Referente a los judíos asimilados dentro del mundo gentil, y a los benei anussim (los descendientes de aquellos judíos forzados a convertirse al catolicismo entre los siglos XIII y XVII), adoptamos la postura de los Rabinos Shlomó ben Shimon Duran. Saadia Ibn Danan y Don Isaac Abravanel, que son considerados judíos en todo aspecto y deben regresar a tomar su lugar entre su pueblo, y el pacto entre Dios y nosotros, observando las mitzvot correspondientes al convertirse halajicamente al judaismo. Además, tal como explicó el rabí Shlomó Itzjaki en su comentario al Salmo 87:6, Dios lleva el registro de los judíos que se encuentran asimilados dentro del mundo gentil. Y al final de los días, cuando llegue la redención, Dios los traerá de vuelta a tomar su lugar.
Por ello, los creyentes en el Mesías, siendo llamados “Cuerpo del Mesías”, debemos tratar de alcanzar estas almas judías y traerlas de regreso al Pacto. Ya que, es uno de los trabajos del Mesías el reunir a los exiliados de Israel. Y al ser llamados “cuerpo del Mesías”, por extensión debemos de hacer nuestra parte e intentar alcanzar a estas almas hasta el regreso del Rey.
Finalmente, referente a los gentiles, creemos que la mejitzá (la pared de separación), que separó a judíos y gentiles, ha sido rota y la enemistad fue erradicada por el Mesías. Por ello, tenemos ambos igual acceso delante de Nuestro Padre que está en los cielos. También, tal como reguló Yaakov ben Halfai (llamado Santiago por los cristianos), en Hechos 15, los gentiles no necesitan observar todas las mitzvot para alcanzar la salvación. Sin embargo, tal como enseña Maimónides en Hiljot Malajim 10, si un gentil que ha renunciado a la idolatría, desea observar las mitzvot, puede hacerlo si lo hace de forma correcta y supervisada, e Israel no debe impedirlo.
Comments